Guillermo Treviño
La reciente crisis de Altos Hornos de México (AHMSA) ha marcado un punto de inflexión en la historia económica de Monclova y la región centro de Coahuila. La quiebra de uno de los emblemas industriales del país no solo representa el fin de una era, sino un llamado urgente a repensar y rediseñar el modelo de desarrollo regional.
Durante décadas, AHMSA fue el pilar sobre el cual se sustentaba la economía local, generando empleos, inversión y un entramado industrial que, en su tiempo, colocó a Monclova en el mapa industrial de México. Sin embargo, la caída de esta gigante siderúrgica evidencia las vulnerabilidades de un modelo demasiado dependiente de una sola industria, además de reflejar los efectos de la globalización, los cambios tecnológicos y las guerras comerciales que hoy nos afectan de manera directa.
El impacto social y económico ha sido devastador: pérdida de empleos, cierre de pymes, caída en la recaudación y un marcado retroceso en la calidad de vida de miles de familias. Pero, como en toda crisis, también hay oportunidades. La región tiene una ubicación estratégica privilegiada, con infraestructura existente y un potencial que, si se aprovecha con visión y liderazgo, puede conducir a una reconfiguración productiva.
El nearshoring emerge como una de las avenidas más prometedoras. La tendencia global hacia la relocalización de cadenas de suministro, impulsada por la inseguridad logística y las tensiones comerciales, posiciona a Monclova y su zona como un nodo clave para atraer inversión extranjera y nuevas industrias. La diversificación productiva, además, debe centrarse en sectores de mayor valor agregado, tecnología y servicios, que puedan ofrecer una base más sólida y resiliente.
Políticamente, es imprescindible que los gobiernos, tanto federal como estatal, asuman un rol proactivo en facilitar estas transiciones. La inversión en infraestructura, capacitación laboral y políticas de apoyo a las pymes serán fundamentales para que la región no solo recupere lo perdido, sino que construya un futuro más sostenible y competitivo.
La historia reciente nos muestra que las regiones que enfrentan crisis profundas también poseen la capacidad de reinventarse. Monclova tiene ante sí una oportunidad única: aprovechar su historia industrial, su ubicación estratégica y la voluntad de sus actores para convertir la adversidad en un catalizador de progreso.
Es momento de sumar esfuerzos, de alianzas entre empresarios, gobierno y sociedad civil, y de adoptar una visión a largo plazo. Solo así, Monclova podrá renacer como un referente de innovación, logística y desarrollo industrial en el noreste mexicano. La recuperación está en nuestras manos; el reto, en nuestra voluntad.